domingo, 30 de junio de 2019




EL ESPACIO DOMÉSTICO A TRAVÉS DE LA ICONOGRAFÍA 
PICTÓRICA DE LA EDAD MODERNA. 

Tema de Investigación. VIII parte.



En la representación pictórica de los zócalos y pavimentos, es posible ahondar en las diferencias estilísticas y del origen de sus diseños, materiales, elaboración y centros de producción. Los pavimentos son, en muchos casos, una realidad tangible e indispensable para situar la escena en el espacio, sin embargo, el gusto por su representación decorativa nos habla de la inquietud del artista o del comitente por una cierta exhibición —de maestría en el detalle o boato de posesión, respectivamente[1]—. Estos elementos pueden aparecer acompañados de azulejería, pudiendo distinguirse la talaverana de la turolense, sevillana o flamenca y que aparecen representadas formando zócalos o como parte de los pavimentos. A través de la pintura podemos seguir el proceso de desarrollo de estas piezas y cómo adquieren cada vez mayor protagonismo.

Veamos algunos ejemplos de los cambios que se producen en la representación de estos elementos y cómo son incluidos en la pintura según su pertenencia a espacios domésticos más o menos humildes o nobles, así como al hogar al que pertenecen según las diferencias sociales y económicas de sus propietarios en la obra del pintor flamenco Peter de Hooch.

















[1]  En la obra de Michele Regolia Interior de un palacio napolitano, de la segunda mitad del siglo XVII, podemos contemplar una rica muestra de los elementos que adornaban las casas señoriales y en la que el pavimento adquiere un especial protagonismo.



martes, 18 de junio de 2019



EL ESPACIO DOMÉSTICO A TRAVÉS DE LA ICONOGRAFÍA 

PICTÓRICA DE LA EDAD MODERNA. 
Tema de Investigación. VII parte.


Las tapicerías, usadas tradicionalmente para caldear el hogar revistiendo con ellas paredes y suelos, fueron grandes diferenciadores de las clases sociales por ser sus materiales y elaboración demasiado costosos para la mayoría de la población[1]. Los tejidos —desde alfombras a cortinas, tapices o reposteros[2]— constituían una forma mucho más visible de distanciarse del vulgo que el mobiliario ya que éste era muy similar en la mayoría de los hogares. Los textiles se usaron más adelante, además, para demarcar las estancias a través de sus representaciones iconográficas, según tratasen temas religiosos o profanos.

A través del estudio y la observación de las representaciones pictóricas se pueden distinguir los diferentes centros de producción de textiles, —como Flandes, el mayor productor de tapices desde el siglo XIV—y la transición de temas orientales hacia otros renacentistas y barrocos. Además de discernir la datación de sus representaciones y los movimientos comerciales que se producían en cada periodo histórico, las adaptaciones a nuevos modelos foráneos y cambios de gusto.

Tomemos como ejemplo las diferencias entre las series “Almirante” y “Holbein[3]”: en las primeras destacaban los motivos geométricos y ornamentaciones vegetales, animales y humanas, mientras las segundas se distinguían por el uso de colores brillantes y lazos, palmetas y estrellas insertados en octógonos que durante el Renacimiento fueron sustituidos por coronas de laurel[4]; o las series “de labor de brocado” o “labor de guadamecí”, elaboradas en la ciudad albaceteña de Alcaraz durante los siglos XV y XVI y que se identifican por su decoración a base de granadas y piñas.

En el trabajo del cuero, destacaron los cordobanes y guadamecíes tanto de producción peninsular como centroeuropea y que están presentes en descripciones literarias, bibliográficas y pictóricas como elementos sobresalientes y de prestigio.

Veamos algunos detalles textiles en estos ejemplos de pintura flamenca:











































































[1] GONZÁLEZ MARRERO, María del Cristo. La casa de Isabel la Católica. Espacios domésticos y vida cotidiana. Ávila: Excma. Diputación de Ávila. Institución “Gran Duque de Alba”, 2005, pág. 125.
[2] Según la Real Academia Española “Paño cuadrado o rectangular con emblemas heráldicos” —aunque la temática representada se fue diversificando con el paso de los años—.
[3] Hans Holbein el Joven representó abundantemente este tipo de tejidos en sus obras, aunque —como señala M.C. González—ya lo hicieron antes Memling o Guirlandaio.
[4] GONZÁLEZ MARRERO, María del Cristo. La casa de Isabel la Católica. Espacios domésticos y vida cotidiana. Ávila: Excma. Diputación de Ávila. Institución “Gran Duque de Alba”, 2005, pág. 131.

EL ESPACIO DOMÉSTICO A TRAVÉS DE LA ICONOGRAFÍA  PICTÓRICA DE LA EDAD MODERNA.  Tema de Investigación. VIII parte. En la rep...